¡Justo un mes! Poco tiempo, o mucho, depende del lugar desde donde se mire.

Estaba en la cola del supermercado e intenté tranquilizar a un señor diciendo que al fin y al cabo solo eran cinco minutos de espera. Él me respondió: “¿qué son 5 minutos para un condenado a muerte?”. Me dejó sin palabras.

Tiempo. Hablamos de él siempre, que si cuatro días, que si 1 año, que si lo importante es esperar (o no), que si es poco o mucho ¿qué es poco o mucho? Qui lo sa, dice mi abuela. Lo cierto es que en pocos segundos la vida te puede dar un vuelco. Hace más de un mes empezaba las clases de tango. Si, al fin me animé, luego de horas y horas bailando imaginariamente mientras sonaba el grandioso Julio Sosa en el mp3, en el stereo del coche, en la minicadena, en la 2x4, en todos lados. ¡Hasta soñaba con él! Y soñaba también bailando Che Papusa, y me imaginaba una y otra vez barriendo la pista de baile, provocando suspiros en cada vuelta y en cada espejo, en cada 8 o en cada molinete. Al fin me decidí. Y me siento única cada vez que lo hago. Soy feliz con cada paso que aprendo. Miro los videos de You Tube e intento aprender observando. Si es que no tengo dudas, estoy convencida de que todas las personas necesitamos hacer algo que nos reporte aunque sea un poquito así de felicidad. Algo que nos abstraiga del murmullo diario, las preocupaciones del mundo moderno y de las obligaciones. Pasé mucho tiempo buscando este algo y al fin lo encontré. ¿Cuánto? No sé, 5 años, dos meses, 4 minutos, desde el viernes… Da igual, al fin lo encontré.

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