Contame una historia...

Aún no la vi, pero la música promete...

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11 años. Hoy este día tendría sentido. Pero no, solo está en la memoria. Aquel 19 de agosto el cielo se abría para dar paso a un bonito cuento cuyo final llegaría no poco tiempo después. ¿Qué hubiera pasado si las fichas no se hubieran movido? ¿Mantendríamos la alegría de aquellos días? La lluvia nos auguraba felicidad, esa que no faltó mientras duró. Fotos, fotos, fotos y más fotos. Muchas de ellas quedan en mi recuerdo, todas de buenos momentos. Te recuerdo así, como una buena historia, como un signo de la buena fortuna. Te recuerdo y ese recuerdo me da fuerzas para creer en aquello que podríamos llamar futuro. Las historias no se repiten. Las personas no somos las mismas. Los años pasan y nos van quedando en la piel las marcas de lo bueno y de lo malo. La tuya, tu marca, me quedó también en el corazón.

Las ideas se me vienen a la cabeza peleando unas contra otras por tener un lugar especial, por ser cada una la que inicie la historia, por empezar el relato. Es que de repente me pregunté si no era yo ese que te empujó al agua fría del mar desnudo aquella noche de verano. Igual si, no lo se, pero tengo ganas de inventarme cuentos que me trasladen hacia un mundo imaginario donde, al menos por un momento, tu sonrisa selectiva continuara dándole sentido a estas tardes interminables. Quizás también es el invierno, que me acecha, que me mira de reojo como esperando a que abra los ojos y vuelva a empezar envuelto en su oscuro despertar. Pero mejor vuelvo a esa noche de verano en que creía que se acabaría todo. Porque igual era mejor eso que el después anodino que todo lo olvida y relaja. Prefiero estar tenso, pendiente de tus ojos que me miran, de mis palabras huecas… Esta tensión es la que prefiero. Quisiera estar en vilo, aguardando cada momento, anhelando cualquier cosa que salga de ti.

Agua. Burundi. Libros. Cesare Pavese. Agua. Italia. Amarillo. Felicitas. Alexis. Agua. Pájaros. Sol. India. Seda. Algunas de las palabras que me acompañaron en esta inusual tarde de domingo. Pleno verano. Calor de 35 grados o más. Alerta naranja. Con qué poco podemos ser felices. Un poco de agua, algo que leer, la tranquilidad del mañana en el mismo sitio que el viernes... y otra vez Pavese.