Y un ajedrez incompleto...

Me dejaste una piedra blanca, una corbata negra colgada en la percha y un maullido de madrugada. Te llevaste mis lágrimas caprichosas, un lobo dibujado y una funda para cubrirte entero. Tanto te cubres que no alcanzo a adivinarte. Tanto aúllas que no te escucho. Tanto cielo que me pierdo. Tanto te imagino que a veces deliro. Curioso el corazón, que apuesta con la razón a ver quién gana la jugada. Terco el corazón, que sabe que pierde y la razón, divertida, lo deja que sueñe. Cielo mío, por darte un beso yo muero. Por abrazarte yo espero. Por amarte...

Comentarios

Carlos ha dicho que…
Que sorpresa Fer, me alegra leer entradas nuevas en tu blog, gracias. Un saludo.

Entradas populares de este blog

Un tango

¡Si, al fin volvieron!

Un regalo