El tiempo ha pasado inmisericorde delante de mis ojos. Empezaremos pronto el que fuera el último mes... ¿por qué sigo esperando una llamada? ¿Por qué sigo imaginando tu nombre en la pantalla? El recuerdo sigue desvaneciéndose y la puerta hacia el adiós definitivo parece no abrirse nunca. Definitivo. Una palabra que no utilizo nunca porque no creo en ella. Nada es definitivo y todo puede serlo. Un instante separa la nada del todo. Abrir y cerrar los ojos esperando; abrir y cerrar los ojos deseando; abrir y cerrar los ojos intentando entender. Intentando volver una y otra vez sobre el camino para recuperar las piezas. Una y otra vez esperando, deseando, buscando, imaginando, intentando... ¿Hasta cuando? ¿Hasta donde? Qué largo se hace el camino...
Un tango
Te estoy conociendo. Parece mentira, tanto tiempo juntas y aún si vernos. ¿Qué te mueve? A mi me parece que el amanecer de un sábado soleado, una sonrisa inesperada, el sabor de un beso, un poema cantado con esa música desgarradora que te sacude por completo. Cierro los ojos y veo la belleza de un movimiento, siento el latido de un corazón y los nervios desatados de unos pies que no paran de marcar el paso. En ese momento no existe nada alrededor, todo se pierde, todo se encuentra, todo cobra un sentido... como una flor, un beso o un tango.
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